Pekín, China – En una intervención que podría marcar un punto de inflexión en la geopolítica regional, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, hizo un llamado enérgico este martes, durante el segundo día de su visita oficial a China, a que los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) establezcan una alianza comercial estratégica con la República Popular China. Desde el corazón político de Asia, Petro enfatizó que ha llegado el momento de colocar a Latinoamérica en el centro del tablero global.
La declaración fue realizada en el marco del Foro de Cooperación China-CELAC, donde líderes políticos, diplomáticos y empresarios de ambas regiones analizaron el potencial de una integración económica que trascienda el tradicional modelo extractivista. El mandatario colombiano fue categórico: “Ya no podemos seguir siendo la periferia del mundo. Es hora de construir una alianza de iguales con China y darle voz propia a América Latina en el siglo XXI”.
Una visión de integración económica basada en la complementariedad
Durante su discurso, Petro presentó una hoja de ruta para lo que denominó un “nuevo contrato comercial del Sur Global”. El presidente propuso que los países de la CELAC conformen una mesa de negociación unificada con China, que permita superar la fragmentación regional y avanzar en agendas comunes en materia de infraestructura, energías limpias, desarrollo industrial y digitalización.
“China no busca colonizar ni explotar, sino cooperar bajo el principio de respeto mutuo”, aseguró Petro, destacando que mientras otras potencias aplican lógicas unilaterales, China ha mostrado interés en establecer relaciones equitativas. “Debemos ser capaces de negociar como bloque. Solo así lograremos que esta relación comercial sea beneficiosa para nuestros pueblos”.
La propuesta de Petro incluye la creación de un fondo latinoamericano-chino de innovación tecnológica y la implementación de un corredor económico bioceánico, que conecte el Atlántico y el Pacífico a través de corredores logísticos financiados con inversión mixta. Este megaproyecto permitiría aumentar el intercambio comercial interregional y posicionar a América Latina como un eje estratégico entre Asia, Europa y Norteamérica.
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Un viraje en la política exterior colombiana
Esta intervención marca un giro notable en la diplomacia colombiana. Históricamente, Colombia ha mantenido una política exterior más alineada con Estados Unidos y Europa. Sin embargo, desde su llegada al poder, Gustavo Petro ha insistido en diversificar las alianzas globales del país, especialmente con las economías emergentes del Sur Global.
“Colombia no puede seguir dependiendo de las decisiones de Washington o Bruselas. Debemos construir nuestras propias alianzas, de manera soberana”, afirmó Petro en una rueda de prensa posterior al foro.
El presidente también recordó que China es ya el segundo socio comercial de Colombia y el primero de muchos países de la región. “Negar la relevancia de China en el mundo actual sería un acto de ceguera estratégica. Es nuestra responsabilidad abrir las puertas al futuro”.
Reacciones mixtas en la región
La propuesta de Petro ha generado reacciones diversas entre los líderes latinoamericanos. Mientras mandatarios como Luis Arce (Bolivia) y Xiomara Castro (Honduras) manifestaron su respaldo a la idea de una mesa CELAC-China, otros gobiernos como el de Uruguay y Paraguay, más alineados con Occidente, mostraron reservas sobre una integración tan profunda con el gigante asiático.
Analistas internacionales destacan que la viabilidad del planteamiento de Petro dependerá de la capacidad de articulación interna de la CELAC, un bloque que ha enfrentado desafíos históricos para consolidar una posición común. Sin embargo, la presencia de Petro en China ha revivido el debate sobre el rol que debe jugar América Latina en el nuevo orden multipolar.
Cooperación en ciencia, tecnología y transición energética
Otro de los puntos destacados de la intervención del presidente Petro fue el llamado a una alianza científica y tecnológica entre China y América Latina, que permita superar la dependencia tecnológica de la región.
“Queremos pasar de ser exportadores de materias primas a ser productores de conocimiento. Queremos universidades latinoamericanas conectadas con los centros de investigación chinos. Queremos satélites, inteligencia artificial, ciudades inteligentes y energía limpia, construidas de manera conjunta”, afirmó con énfasis el mandatario.
En este sentido, Petro propuso que los países de la CELAC trabajen con China para acelerar su transición energética, especialmente mediante el uso compartido de tecnologías en energía solar, eólica y almacenamiento de baterías. Mencionó que Colombia está lista para convertirse en un hub de energías limpias, con apoyo técnico e inversión del gobierno chino y de empresas privadas asiáticas.
El simbolismo del escenario y la fuerza del mensaje
El discurso fue pronunciado en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, un espacio emblemático para la diplomacia internacional. La elección del escenario no fue casual. Petro buscó enviar un mensaje potente al mundo: Latinoamérica ya no será observadora pasiva del cambio geopolítico global, sino protagonista activa.
“Estamos en un momento de inflexión histórica. Si no actuamos ahora, seguiremos siendo víctimas del extractivismo y la pobreza. Si actuamos juntos, podemos convertirnos en la región más influyente del siglo XXI”, concluyó Petro, entre aplausos del público asistente.
Un futuro en juego: ¿puede la CELAC articularse?
A pesar de la ambición del planteamiento, existen grandes retos para la consolidación de una alianza CELAC-China. Uno de ellos es la falta de institucionalidad sólida en la CELAC, que actúa más como un foro diplomático que como un organismo decisor. Otro desafío es la diversidad ideológica entre sus miembros, que dificulta una postura común frente a temas clave como el comercio, la inversión extranjera o los derechos humanos.
Sin embargo, expertos consultados señalan que la propuesta de Petro podría actuar como catalizador para una reflexión profunda sobre el futuro de la integración latinoamericana. “Lo que propone Petro no es solo una alianza comercial, sino una nueva forma de entender la soberanía regional”, indicó el politólogo argentino Nicolás Araya.
China da la bienvenida a la propuesta
Desde el gobierno chino, la respuesta no se hizo esperar. El ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, expresó su entusiasmo por la iniciativa y afirmó que su país está dispuesto a “trabajar de la mano con Latinoamérica en un espíritu de cooperación estratégica y respeto mutuo”.
El portavoz del gobierno chino agregó que la propuesta de Petro “es visionaria” y representa una oportunidad histórica para fortalecer la conectividad entre ambos lados del Pacífico. “China está lista para aumentar su inversión en infraestructura, educación y tecnología en América Latina, y apoyar el desarrollo sostenible de la región”, afirmó.
Conclusión: ¿una nueva era para América Latina?
La intervención de Gustavo Petro en China podría marcar el inicio de una nueva etapa en la relación entre América Latina y Asia. Si bien hay obstáculos en el camino, el planteamiento del presidente colombiano ha puesto sobre la mesa una conversación necesaria: ¿cómo puede la región dejar de ser un actor secundario para convertirse en protagonista del nuevo orden mundial?
La propuesta está hecha. Ahora le corresponde a la CELAC responder con visión, coraje y unidad. Lo que está en juego no es solo un tratado comercial, sino el lugar de América Latina en el siglo XXI.