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Un Futuro que Renace
El 1 de mayo se convirtió en una fecha histórica para Colombia y América Latina. Ese día, el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, se consolidó como uno de los líderes más influyentes del continente al asumir la presidencia de la CELAC. Además, Laura Gil, funcionaria del Gobierno, fue designada como secretaria general de la OEA. Como si fuera poco, Colombia ha solicitado formalmente unirse al grupo BRICS, lo cual abriría nuevas puertas en la economía global.
Aunque algunos sectores califican sus discursos como populistas, lo cierto es que las propuestas de reforma laboral que plantea son básicas, necesarias y urgentes. Promover condiciones laborales dignas no debería ser motivo de burla ni desprestigio.
Lamentablemente, el Congreso ha estado plagado de obstáculos impulsados por personajes cuestionables, como el senador Efraín Cepeda, aliado de los poderes tradicionales que se niegan a permitir el avance del país. A pesar de estas trabas, el presidente Petro ha anunciado su intención de impulsar una consulta popular para que sea el pueblo quien decida el rumbo del país, especialmente en materia laboral.
Pero eso no es todo: Petro también ha planteado la posibilidad de revivir el proyecto de la Gran Colombia, una unión regional con Venezuela, Panamá y Ecuador. Esta integración fortalecería la región geopolítica y económicamente, en consonancia con proyectos de la CELAC y con el fortalecimiento de lazos con China y Europa.
Además, la reactivación del ferrocarril como medio de transporte de carga y pasajeros es una propuesta innovadora, económica y ecológica. Sin embargo, las élites tradicionales y el uribismo radical se oponen férreamente a este progreso. Es fundamental aclarar que, en este contexto, se denomina “uribestia” a aquellas personas en situación de vulnerabilidad que, pese a sus condiciones, siguen apoyando políticas que solo benefician a las élites destructoras del país. Por otro lado, los “uribistas” son quienes, desde la élite, defienden las políticas de Álvaro Uribe Vélez, responsables de corrupción, masacres y el saqueo de los recursos nacionales.
La resistencia al cambio también viene de un puñado de senadores que se han opuesto a la reforma laboral, aun cuando muchos de ellos están envueltos en escándalos de corrupción, clientelismo o relaciones con estructuras criminales. A continuación, una lista con algunos de ellos y sus antecedentes:
Senadores que han votado en contra del pueblo:
1. Miguel Ángel Pinto Hernández (Partido Liberal)
Aliado de César Gaviria y vinculado al clan Tavera, cuestionado por corrupción en el Programa de Alimentación Escolar (PAE). Su oposición responde a la independencia declarada de su partido frente al Gobierno.
2. Honorio Miguel Henríquez Pinedo (Centro Democrático)
Cercano a Álvaro Uribe. Su familia ha estado vinculada a la parapolítica y ha recibido apoyo financiero del grupo Daabon, involucrado en Agro Ingreso Seguro.
3. José Alirio Barrera Rodríguez (Centro Democrático)
Exgobernador de Casanare, recordado por llevar un caballo al Congreso. Vinculado a personajes como Óscar Iván Zuluaga y “Jhon Calzones”, investigados por corrupción.
4. Nadia Blel Scaff (Partido Conservador)
Hija de Vicente Blel, condenado por parapolítica. Ha sido reelegida con altos votos pese a su cuestionado historial familiar.
5. Esperanza Andrade (Partido Conservador)
Miembro del clan Andrade. Su hermano ha sido investigado por corrupción. Ha sido criticada por su baja participación en el Congreso.
6. Beatriz Lorena Ríos Cuéllar (Colombia Justa Libres)
Vinculada a iglesias cristianas que han recibido recursos públicos. Su voto afectará especialmente a mujeres y trabajadoras del hogar.
7. Ana Paola Agudelo García (MIRA)
Ligada a la Iglesia de Dios Ministerial, cuyo liderazgo ha sido investigado por enriquecimiento ilícito en EE.UU. Su voto contradice el discurso del MIRA en defensa del empleo juvenil.
8. Sor Berenice Bedoya Pérez (ASI)
Crítica de los salarios de los congresistas pese a beneficiarse de ellos. Su voto en contra afecta a los trabajadores de menores ingresos.
Una Nueva Esperanza
Colombia está en una encrucijada. La derecha ha gobernado por décadas con una agenda destructiva, represiva y elitista. Ahora es el momento de que el pueblo tome las riendas. La consulta popular y el referéndum liderado por el profesor Perilla, que busca ajustar los privilegios de los parlamentarios, son herramientas esenciales para limpiar la política nacional.
Debemos exigir la salida de personajes nefastos como Efraín Cepeda y avanzar hacia una Colombia más justa, libre, tecnológica, cultural y respetuosa de la diversidad.
Somos Colombia. Somos más.
Por: Laura Sofía, El Gurre Cibernético