Por: Jinndo Radio
Introducción: La verdad atrapada entre micrófonos
En Colombia, la libertad de prensa ha sido históricamente celebrada como un pilar democrático. Sin embargo, tras la fachada de pluralidad informativa, se esconde una red de manipulación mediática alimentada por intereses políticos y económicos. En el centro de esta red se encuentran poderosos grupos ligados al uribismo, una corriente política encabezada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, cuyo dominio en los medios masivos de comunicación ha moldeado la opinión pública con mentiras, sesgos y silencios convenientes.
Los medios ya no informan, forman opinión con sesgo
La función de los medios debería ser clara: informar de manera objetiva, ética y veraz. No obstante, en Colombia se ha pervertido este principio. Canales como Caracol Televisión, RCN, Revista Semana, El Tiempo, El Espectador, y emisoras como Blu Radio, La FM, y W Radio han demostrado alinearse de forma sistemática con los intereses del uribismo.
Este fenómeno no es casual. La concentración de medios en manos de grupos económicos afines a la derecha colombiana ha convertido la prensa en una herramienta de control ideológico. Los contenidos que consumen millones de colombianos están cuidadosamente diseñados para proteger a ciertos sectores políticos, mientras se demoniza a quienes representan alternativas de cambio.
El caso de Semana: de revista seria a panfleto ideológico
Un ejemplo claro de esta transformación lo representa la Revista Semana. Fundada como un medio comprometido con el periodismo investigativo, Semana cayó en manos del poderoso empresario uribista Gabriel Gilinski, quien redireccionó su línea editorial hacia un activismo político disfrazado de periodismo. Lo que antes era investigación crítica, hoy es propaganda.
El caso de Daniel Coronell, periodista independiente que fue sacado de Semana tras denunciar incongruencias del uribismo, es una clara muestra de la censura impuesta desde las élites mediáticas. Su salida marcó el principio del fin de la independencia en esa revista.
RCN y Caracol: televisión al servicio del poder
La televisión nacional no ha quedado exenta. Caracol y RCN repiten narrativas que favorecen al uribismo, y sus noticieros han sido señalados por ocultar información o tergiversar datos, sobre todo en momentos clave como elecciones presidenciales, escándalos de corrupción, o protestas sociales.
Durante el Paro Nacional de 2021, ambos canales minimizaron el tamaño de las marchas, invisibilizaron la brutalidad policial y se enfocaron en mostrar únicamente los actos vandálicos, reforzando la narrativa del “enemigo interno”. ¿Casualidad? No. Se trata de una estrategia de comunicación planificada para deslegitimar la protesta social y proteger los intereses del poder.
El Tiempo: voz oficial del establecimiento
El Tiempo, uno de los periódicos más influyentes del país, también ha sido cooptado. Perteneciente al Grupo Aval, ligado al banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, el diario defiende sin pudor los intereses empresariales y políticos del statu quo.
Durante la gestión de Uribe y de sus herederos políticos como Iván Duque, El Tiempo actuó más como una agencia de relaciones públicas del gobierno que como un medio de control social. Las investigaciones que comprometen a figuras del uribismo son subestimadas o ignoradas, mientras se inflan escándalos que golpean a figuras progresistas.
La radio que grita, pero no cuestiona
La radio, ese medio que acompaña a millones de colombianos en sus labores diarias, también está contaminada. Blu Radio, propiedad del Grupo Santo Domingo, es una repetidora de discursos oficialistas. La FM, bajo la dirección de figuras como Luis Carlos Vélez, ha demostrado un enfoque claramente pro-uribista, disfrazado de periodismo duro.
Por su parte, W Radio, que en el pasado fue crítica y plural, ha perdido esa independencia en diversos momentos. Si bien Julio Sánchez Cristo ha hecho preguntas incómodas, también ha dado cabida a narrativas que desinforman o perpetúan ideas sin fundamento, muchas veces alineadas con intereses conservadores.
Infobae y otros portales internacionales: la expansión del sesgo
El fenómeno del sesgo no se limita a medios nacionales. Infobae, aunque argentino, tiene una línea editorial claramente alineada con la derecha latinoamericana. Su cobertura sobre Colombia suele replicar sin filtros las versiones oficiales, especialmente en temas de seguridad, narcotráfico y relaciones con Venezuela.
Esto refuerza la idea de que el uribismo ha logrado proyectar su influencia más allá de nuestras fronteras, con el fin de consolidar su narrativa en la comunidad internacional.
El silenciamiento de las voces disidentes
Uno de los efectos más graves de este dominio mediático es el silenciamiento de las voces disidentes. Periodistas como Julián Martínez, Gonzalo Guillén, María Jimena Duzán y Daniel Samper Ospina han sido marginados, ridiculizados o atacados por denunciar la corrupción y los crímenes del uribismo.
El espacio para la crítica independiente se ha reducido peligrosamente. Muchos de estos periodistas han tenido que migrar a plataformas digitales como YouTube, Substack o redes sociales para poder ejercer su oficio sin censura.
La autocensura: el peor enemigo de la verdad
Ante el dominio de los medios por parte de poderes políticos y económicos, muchos periodistas han optado por la autocensura. Es decir, no dicen todo lo que saben para no perder su empleo, su pauta, o incluso su seguridad. Esto crea un círculo vicioso: los medios no denuncian, el poder se fortalece, y la democracia se debilita.
En una democracia real, los periodistas son perros guardianes del poder. En Colombia, muchos han sido convertidos en perros falderos.
El papel de las redes sociales y medios alternativos
Frente a este panorama oscuro, las redes sociales y medios alternativos han tomado protagonismo. Plataformas como La Oreja Roja, Cuestión Pública, El Armadillo, Vorágine, Colombiacheck, y Las2orillas han asumido el reto de hacer periodismo sin filtros.
Aunque con menos recursos, estos medios independientes han destapado escándalos que los gigantes mediáticos prefieren callar. El caso de la Ñeñepolítica, los contratos de Centros Poblados, o el espionaje a la Corte Suprema, han sido investigados por periodistas valientes que no responden a la agenda uribista.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos?
La solución no es simple, pero comienza por educarnos como consumidores de información. Cuestionar todo lo que vemos, leemos o escuchamos. Buscar segundas y terceras fuentes. Apoyar el periodismo independiente. No compartir noticias sin verificar. Y, sobre todo, presionar a los medios tradicionales para que recuperen su ética y responsabilidad social.
También es clave fomentar la educación mediática en las escuelas, para que las nuevas generaciones no caigan tan fácil en el juego de la manipulación.
Recuperar la verdad, una tarea colectiva
Colombia no puede aspirar a ser una democracia real mientras los medios estén capturados por intereses oscuros. El dominio uribista de la prensa ha dejado heridas profundas en la credibilidad, la verdad y la memoria del país.
La prensa no debe ser una aliada del poder, sino su mayor fiscalizadora. Mientras esto no ocurra, seguiremos atrapados en un país donde la verdad es una víctima más del conflicto, una que nadie está dispuesto a rescatar… salvo nosotros.
FELICITACIONES ANIMO ESTPY CON USTEDES COMUNIQUESE EXPERTOLEYES INTERNACIONALES CONSTITUCIONALES CONOSCAN FACIL DEL DERECHO HITORIA ANTROPOLOGIA PSICOANALISIS MEDICINA OSCULTAR VERDAD SIN TRABAS HAY QUE ACABAR ESE DEGENERADO INCOPETENTE ESTIDEN TRAQUILANDIA PALACIO DE JUSTICIA METER PRIVATIZACION CONTITUCION COLOMBIANA PARASITOS DE POBREZA SOY ELMEJORUSTEDES SEREMOS CAMPAEONES BUSCAREMOS RESPALDO DE MISILES DE LARGOALCANZE
GRACIAS POR TU COMENTARIO
HOJO MADITO POLICIAPEGAZO LOS VAMOS MATAR TODOHAY QUE PRIVATIZARLOS HPS
gracias por tu comentRIO